Imaginemos un mundo en el que todos van con máscaras y recorren largas distancias sin que apenas pase el tiempo. Nadie puede ver lo que hace el otro a no ser que interactúes a propósito con aquella persona. Se puede entrar a un lugar y no saber dónde está ni quién lo regenta. Se puede comprar y vender usando monedas que son imposibles de rastrear. Para llegar a ese mundo en el que el anonimato es absoluto, hay que acceder a la web profunda o deep web . No se llega a ella a través de navegadores convencionales como Google o Yahoo, sino que se usa el sistema de navegación TOR – The Onion Router o enrutamiento de cebolla–. Como su propio nombre indica, funciona con varias capas cifradas (como una cebolla) que permiten que la dirección IP del usuario se cifre y modifique hasta llegar a su destino, garantizando así tanto seguridad como anonimato (Figura 1). Figura 1. Infografía del uso habitual de internet vs uso de TOR Fuente: Silva (2014) En la web profunda navegan periodistas,...
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